lunes, 9 de diciembre de 2013

Algo que Decir...



Él Papá de los tomates... (conste ese no soy yo), me habló hace algunos años, y lo que escribo a continuación es parte de mi conversación con EL TIPO. "Encuentros cercanos de algún TIPO"

         Dios nos llama y no necesariamente utiliza los medios de comunicación actuales como teléfono, el correo electrónico, o el correo postal, aunque en ocasiones lo hace. Él nos llama por nuestro nombre y personalmente.

         En nuestra cultura y creo que muchas otras los nombres juegan un papel sumamente importante, pues son los que nos permiten diferenciarnos de las otras personas, nos identifican y permiten que desarrollemos nuestra personalidad, dictan ¿Quiénes somos?


         Algunos nombres tienen significado como Emmanuel conocido como “Dios con nosotros”, muchos otros son variados según el idioma como por ejemplo: James = Santiago o Ricardo = Richard, algunos son nombres extraños o inspirados en algún personaje “Blanca Nieves” “Magyver” o nombres tan raros como Usnavy, también están los nombres que nos dan nuestros familiares y amigos, los llamados apodos o cariños: “Tito”, “Negra”, “Macha”, “Pipo”.

         En mi caso (como le dicen a usted, ejemplo: “algunos familiares me dicen “Mauri” o “Roy Mauricio” para diferenciarme de mi papá y mis excompañeros del colegio me decían Cameron”). Generalmente cuando nos referimos a una persona pues queremos que nos ponga atención le llamamos por su nombre directamente sin adornos para que no quepan dudas de a quién se está llamando.

         Samuel, Samuel, Así Dios llamo a Samuel, no se anduvo por las nubes, lo llamo personal y directamente, así como nos ha llamado a la mayoría de nosotros cuando le recibimos en nuestros corazones.

         Dios nos conoce, sabe quienes somos, igualmente conocía a Samuel; muy bien lo hubiera podido llamar como lo hacían sus amigos o sus familiares seguramente: Sami, Samuelito, Tito, o algún otro apodo o conocido, pero el Señor lo llamo directamente por su nombre para que no hubieran dudas que lo estaban llamando a él.

         Dios nos llama directamente a servirle a entregar nuestras vidas en ofrenda a El, a formar parte de su reino, cuando abrimos nuestro corazón al Señor, él nos llama, nace en nosotros un nuevo hombre, una nueva mujer que debe estar dispuesto a servir con sus fortalezas y con sus debilidades.     

         Así como lo hizo Samuel, que aún siendo joven se desempeñaba con excelencia en el ministerio sacerdotal al lado de Elí, talvez nosotros no tengamos esa capacidad para un ministerio pastoral o puede ser que si, pero Dios nos da dones y habilidades para servirle, nuestra labor es hacer con excelencia. Este es un llamado al servicio, pero Dios no deja de llamarnos.

         En ocasiones la gran cantidad de actividades que realizamos diariamente no nos permiten escuchar los otros llamados que Dios tiene para nosotros, todos los llamados son distintos pero al final buscan lo mismo, que escuchemos lo que el Señor nos quiere decir.

         Dios llamo a Samuel 3 veces antes de ver una reacción a su llamado, seguramente Samuel duro tanto por estar concentrado en otras cosas.
Mientras dormía aquella noche seguramente meditaba sobre lo que haría al día siguiente, o talvez sobre como ayudar a Elí pues ya la vista le empezaba a fallar (se estaba quedando ciego). Samuel debía de estar muy preocupado por eso pues su principal maestro estaba enfermo.

         Una vez leí creo que en una revista que cuando uno esta apunto de quedar dormido la capacidad auditiva del ser humano se incrementa de un 20% a un 30% aproximadamente, por eso es que los pequeños ruidos en la noche nos molestan tanto, ruidos como ronquidos, pequeñas gotas de agua cayendo, mosquitos volando, el tic tac de los relojes.
        
         Oímos mejor, según el diccionario OÍR es: Recibir, advertir sonidos por medio del oído.

         Bueno Samuel oyó muy bien pues respondió al llamado en tres ocasiones, pero no escuchó a quién lo estaba llamando, creyó oír la voz de Elí.

         Cuántas veces confundimos la voz de Dios por no escuchar en lugar de oír solamente.

         ESCUCHAR es más que oír pues esto es: Atender y entender lo que se oye, prestar atención, no es solo reaccionar a un estimulo del oído sino que es captar lo que se te esta diciendo, a qué se te llama o quién llama.
Para diferenciar quien nos llama debemos conocer a quien decimos que nos llama, es como hablar por teléfono con una persona y saber quien es con solo escuchar su voz, lo mismo ocurre con nosotros y Dios como podemos decir que escuchamos a Dios, si no le conocemos.

         La clave es un cambio de actitud, es estar dispuestos a escuchar “HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHA”
Es dejar lo que estoy haciendo, y prestar atención al cien por ciento, a lo que Dios me quiere decir. O por lo menos preocuparme por buscar quien me esta llamando y porque lo esta haciendo.

         Dios llamo 4 veces a Samuel, imagina cuantas veces no te ha llamado y has confundido su voz con otras, tal vez por hacer tantas cosas que no tienes tiempo de poner atención a lo que te dice Él.

         Dios tiene mucho que decir y te lo dice en: La Biblia, en la creación, a través  de los que te rodean y de las circunstancias que afrontas en tu diario vivir, Dios no para de hablar con tigo, lo que El espera es que estés dispuesto a escucharlo.


         El llamado de Dios es de carácter reproductivo, nunca el llamado de Dios se queda estático, el Señor siempre espera algo más, el escuchar, requiere una acción.

         Dios no llama a nadie en vano siempre tiene un propósito, Dios no te esta llamando sin ningún propósito El tiene un plan, una misión tiene algo que decir a otros a través de tu persona.

         Así como lo hizo con Samuel El te llama para hablar, Tiene algo que decirle a este mundo, este mundo sin esperanza, sin paz, sin amor, sin verdad, Dios tiene algo que decir a través tuyo no dejara caer ninguna de tus palabras, el nos da esta promesa, el nos llama pero no nos deja solos, nos da las armas para cumplir con su llamado.

         Dios quiere que hablemos al mundo, empezando por nuestra casa, así lo hizo Samuel con Elí. Dios quiere que hablemos de El en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestro centro de estudio, en nuestra comunidad, en nuestro país, en el mundo entero.

         Pero recordemos que en ocasiones nuestros actos hablan tan duro que no dejan escuchar  las palabras que decimos.

         Dios nos da los medios para escucharle, usémoslos, Dios nos habla claramente, quitemos esas distracciones que nos evitan escucharlo.

         No nos quedemos sordos y mudos, quitémonos los tapones de los oídos y los candados de nuestras bocas y empecemos a responder el llamado de Dios.


¿ESTAS DISPUESTO A ESCUCHAR Y ACTUAR?

DIOS HARÁ QUE USTED TENGA SIEMPRE ALGO QUE DECIR….

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